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Miércoles, 16 de octubre de 2024Barcelona

Micromovilidad en acción: Impacto económico y oportunidades en las ciudades 

La micromovilidad se ha convertido ya en una pieza clave para transformar la forma en que nos desplazamos por las ciudades, no solo en términos de sostenibilidad y reducción de emisiones, sino también como un motor para el crecimiento económico y la optimización del transporte urbano. Analizar el impacto económico de la micromovilidad es fundamental para entender cómo puede contribuir a la creación de ciudades más eficientes, competitivas y equitativas.

¿Qué diferencias de costes hay entre infraestructuras de movilidad?

La infraestructura necesaria para la micromovilidad, como carriles bici o estaciones de carga, es mucho más económica que la destinada al transporte tradicional. La construcción y mantenimiento de carreteras para coches, por ejemplo, implica una inversión considerable que las administraciones pueden reducir al fomentar el uso de bicicletas y patinetes eléctricos.

Un dato relevante es que, en ciudades como Copenhague, ya se ha demostrado que cada kilómetro recorrido en bicicleta ahorra dinero en comparación con el coche, al reducir gastos en infraestructuras y en mantenimiento de otros vehículos.

Impulsa y reactiva la economía local y el comercio 

Los usuarios de la micromovilidad suelen recorrer distancias más cortas y frecuentes, lo que significa que realizan paradas en negocios locales durante sus trayectos. Esto genera un aumento del flujo de personas en áreas comerciales y ayuda a dinamizar la economía de barrios y pequeñas empresas. 

Un estudio de la Universidad Estatal de Portland titulado «Consumer Behavior and Travel Mode Choices» examinó el comportamiento de compra según el modo de transporte. El informe reveló que, aunque los ciclistas gastan menos por visita, sus visitas más frecuentes resultan en un gasto mensual total un 24% mayor que el de los conductores de automóviles, especialmente en bares, restaurantes y tiendas de conveniencia. Este dato subraya cómo el impacto económico de la micromovilidad beneficia directamente a los comercios locales.

Creación de empleo y nuevas oportunidades de negocio 

El crecimiento del sector de la micromovilidad ha propiciado la creación de nuevas oportunidades laborales en sectores como la fabricación, el mantenimiento, la gestión de estaciones de carga y alquiler de patinetes o bicicletas eléctricas. Las empresas que ofrecen soluciones de micromovilidad también generan empleo, tanto de forma directa como indirecta. Asimismo, se llegan a generar nuevas sinergias entre empresas, colaboraciones y otro tipo de acciones que generan más movimiento en el sector. 

Esto implica un mayor movimiento en movilidad urbana desde los ecosistemas de parkings y carga, y como ya hemos comentado, ayuda a mover el mercado en los diferentes niveles.  

Reducción de los costes asociados al tráfico y la contaminación 

La congestión del tráfico y los altos niveles de contaminación en las ciudades generan costes  elevados para nuestra economía, como pérdida de horas productivas y gastos en salud pública debido a problemas respiratorios derivados de las emisiones de CO2. Y es que implementando más infraestructuras y medidas para fomentar la movilidad urbana ayudaría a reducir estos costes, al disminuir la cantidad de vehículos en circulación y, por ende, el tráfico y las emisiones de carbono. 

Como curiosidad, se estima que en Europa la congestión del tráfico cuesta cerca de 100 mil millones de euros al año. Fomentar la micromovilidad puede reducir considerablemente esta cifra. 

Aumento de la eficiencia en el transporte de última milla 

La micromovilidad juega un papel crucial en la logística urbana, especialmente en el transporte de última milla. Empresas de reparto y mensajería pueden optimizar sus entregas al utilizar bicicletas y patinetes eléctricos, reduciendo costos operativos y tiempos de entrega, y al mismo tiempo, disminuyendo su huella de carbono. Esto se alinea con las estrategias que muchas ciudades están implementando para fomentar el uso de bicicletas y scooters eléctricos, como la integración con el transporte público y la creación de infraestructuras adecuadas. Estas medidas no solo impulsan la adopción de la micromovilidad, sino que también contribuyen a la eficiencia en los desplazamientos urbanos. 

En grandes ciudades como Nueva York y Londres, los servicios de entrega con bicicletas eléctricas están en auge gracias a empresas como Gorillas, Deliveroo y Uber Eats. Estas compañías utilizan bicicletas eléctricas para optimizar tiempos de entrega y reducir costos operativos. Los beneficios son múltiples: menor congestión del tráfico, reducción de emisiones de carbono y tiempos de entrega más cortos. Además, la infraestructura de carriles para bicicletas y el creciente interés por soluciones sostenibles han impulsado el crecimiento de este modelo de entrega en áreas urbanas densamente pobladas. 

Hombre entregando paquete de última milla

Revalorización de edificios, propiedades y espacios urbanos 

Las áreas de la ciudad que cuentan con infraestructura para la micromovilidad, como carriles bici y estaciones de carga, experimentan un aumento en el valor de las propiedades y una revitalización de sus espacios públicos. Esto contribuye a la revalorización de áreas urbanas que anteriormente estaban menos desarrolladas, promoviendo un crecimiento económico inclusivo. 

La micromovilidad como inversión inteligente para el futuro económico de las ciudades 

Por todas estas razones, fomentar la implementación de sistemas e infraestructuras de micromovilidad no solo mejorará nuestra calidad de vida como ciudadanos, sino que también generará un impacto positivo en la economía urbana. Al reducir costos de infraestructura, crear empleos, dinamizar la economía local y disminuir los efectos negativos de la congestión y la contaminación, el impacto económico de la micromovilidad es una inversión inteligente y sostenible para las ciudades del presente y del futuro.